Es un recubrimiento en polvo que se aplica mediante un proceso electrostático, donde las partículas de la pintura se cargan eléctricamente y como resultado se produce una atracción electrostática que permite al producto adherirle una película de polvo suficiente para recubrir toda la superficie de manera uniforme. Después de que la pieza queda recubierta de este polvo, se traslada a un horno donde el polvo se cura, generando así un acabado duradero.
Son más resistentes a la corrosión, a los agentes químicos y a los rayos UV. Los recubrimientos en polvo son los más duraderos. Además, son más resistentes a las ralladuras y a los golpes.
La pintura en polvo no es inflamable. Además, está libre de Compuestos Orgánicos Volátiles y no tiene solventes, evitando daños a la salud.
A diferencia de la pintura líquida, con la pintura electroestática no se corre ni gotea. Contando con un recubrimiento uniforme y la vitalidad del color constante en el tiempo.
La pintura electroestática, es decir, la pintura en polvo contamina menos que la pintura líquida, además al no contener solventes es más ecológica. Para el exceso de pintura se puede reutilizar.